¿Le puede pasar lo que le pasó a Federer, que tuvo la mononucleosis y luego ha vuelto a ser el que era?Cada uno tiene su historia distintas. ¡Firmaría que me pasara lo mismo que él! Yo estoy bien donde estoy, feliz de todo lo que me ha pasado, a pesar de mis lesiones, soy consciente de que con 23 años soy un gran afortunado de la vida y también del deporte y voy a trabajar para volver a estar. Bueno, para volver a estar... Sólo estoy un número más abajo de momento. Voy a trabajar para mantenerme en estos números. Mi objetivo no es pensar en el número 1 o el 2. Mi objetivo es sentirme feliz jugando y competitivo para poder seguir optando a ganar grandes torneos.
¿Es consciente de que sus duelos con el suizo ya están a la altura de los grandes de la enciclopedia como los Borg-McEnroe?Bien, sí, puede ser. Me quedé alucinado el otro día cuando me dijeron que entre ellos dos sólo habían jugado cuatro finales de Grand Slam. ¡Sólo cuatro!
Pero probablemente los grandes duelos pasan a la historia porque trascienden más allá del partido.Está claro que los partidos con Federer fueron grandes desde hace tiempo, muy igualados, con gran intensidad. Cuando salgo a jugar las finales con él siento algo especial, supongo que la gente sentirá lo mismo.
¿Federer es un señor?R. A mí Federer siempre me ha caído muy bien. Creo que lo bueno de los dos es que siempre hemos sabido perder además de ganar. Tanto uno como otro nos hemos ido protegiendo. Él es quizás más serio que yo y se relaciona menos que yo, pero es un caballero.
El día de la final, ¿se ven por la mañana o prefieren marcar distancias?R. ¡Qué va! Si hay veces que nos vendamos y hablamos. Evidentemente no de la final, pero hablamos tranquilamente.
¿Qué pidió en la Fontana de Trevi cuando tiró la moneda este año?No lo recuerdo, la verdad. Igual que a ver si ganaba en Roma que era esa semana, no lo sé.
¿Ese cúmulo de dudas es similar al que tuvo en el año 2005 con los problemas en los pies que le tuvieron cuatro meses parado?Aquel era un problema mucho más serio, creo yo. En 2005 era un tema que llegó a ser peligroso de verdad. Esto lleva tiempo, lo sé, pero peligroso no.
¿Temió en aquel momento por su carrera?Más que por mi carrera por poder seguir al mismo nivel. Quieras o no era el primer año que había explotado, el primero que terminaba como número 2 y ahora ya llevo unos años y eso hace que esté más tranquilo de haber ganado todo lo que he ganado hasta el día de hoy. Eso me da tranquilidad, pase lo que pase ya he hecho bastante cosas.
¿El dolor no desaparece nunca?El dolor siempre está ahí y cuando llevas un mes y pico sin jugar, al empezar te duele más aún, pero las cosas han ido mejorando bastante. El sábado y el viernes entrené bastante correcto y uno no sabe si está bien hasta que fuerza. Y aquí no puedo forzar.
¿No hay riesgos de que se vuelva a romper?No es rotura. Riesgos cuando uno compite a la máxima intensidad siempre hay. Mi problema son dos edemas en la inserción de las rodillas, un problema a largo plazo, que no es como una rotura fibrilar que son tres semanas y te recuperas.
¿Ha tenido algo positivo este parón? No sé, más tiempo libre.Pues poco. He podido salir con los amigos, pero el día a día ha sido duro porque yo soy una persona muy activa, me encanta jugar al fútbol y todo lo que hago es enfocado al deporte. E ir a la playa a la hamaca, pues la verdad no es muy divertido. Me han dicho que tenía que estar bastante parado y he tenido que pasar mucho tiempo en el sofá. Por suerte he podido ver a bastantes deportistas españoles triunfar, como Pau Gasol con el anillo, Contador en el Tour o los Mundiales de natación, que se nos ha dado bastante bien. Ha sido una vida más tranquila de lo que me hubiera gustado y la parte positiva, poco.
¿A nivel psicológico no le ha venido bien? ¿No estaba un poco saturado?No. Saturado, no. Venía haciendo el mejor año de mi vida hasta que vinieron los problemas. Había ganado en Australia, había ganado Indian Wells, cuartos de final en Miami, había ganado Montecarlo, Barcelona, Roma, final en Madrid... Bueno desde Montecarlo ya no estaba rindiendo como debía, desde mi punto de vista, aunque seguía ganando... Pero hasta ese momento no había hecho otro año igual.
Reconocía que no estaba jugando bien...Sí, era todo un poco junto. Estaba jugando con más desconfianza de movimientos y uno va ganando porque está en una dinámica ganadora producto de cómo habían venido las cosas en los últimos meses y va aguantando. Pero con el problema que tenía en la rodilla ni me podía entrenar bien, ni con la intensidad a la que yo estoy acostumbrado y eso poco a poco te va quitando nivel. Llega un momento en el que el dolor no se puede aguantar todos los días porque limita mucho, aunque yo esté acostumbrado a jugar con él. Si no te limita, vale, pero si no cada día vas con más cuidado al apoyar. En otros deportes igual puedes hacerlo, pero en el tenis es un apoyo y enseguida otro, y no pude rendir al nivel que necesitaba para estar donde quería estar.
¿Las victorias servían un poco de bálsamo?Muchas veces he jugado con dolor en mi carrera y las he superado y nunca sabes dónde está el límite. Yo estaba jugando con dolor, pero la temporada era muy importante, había llegado la parte de la tierra y eran los torneos que a mí realmente me gustan y que son importantes en mi año, como Montecarlo, que me encanta, Roma, también, Barcelona, Madrid, que era el primer año que se jugaba en esa superficie y por ser en España me hacía una especial ilusión. Por eso aguanté y conviví con ello, con la esperanza de que se solucionara. En Madrid mismo, a mitad de semana, ya me tuve que ir a hacer una resonancia y una ecografía porque veía que esto no tiraba hacia delante.
Sorprende que no viera la final de Roland Garros y Wimbledon, ¿es algo habitual no ver tanto tenis u obedecía a otras razones?La final de Roland Garros no la vi. Sólo los últimos tres puntos, estaba en el golf. Me paré a mirar el último juego y la verdad es que me alegré por él (Federer) porque creo que se lo merecía. Wimbledon sí la vi.
Al perder con Del Potro en Miami, dijo: “Sé por qué he perdido pero no lo voy a decir”. ¿En ese momento es donde empezó a dolerle con más intensidad?Mis problemas reales de la rodilla empiezan después de Miami. Ahí llevaba mucho tiempo fuera, y no voy a hablar de mi vida personal porque no lo he hecho nunca, pero ahí sí tenía varios problemas familiares que uno cuando está tiempo fuera le terminan por afectar. La cabeza, para el nivel al que tengo que competir, no iba.
P. ¿Qué le dice a los ignorantes que achacaron su bajón a la separación de sus padres mezclándolo todo sin ser cierto?Los problemas familiares llegaron justo tras Australia. Yo voy a Rotterdam pocos días después y llego a la final, juego Indian Wells y gano, cuartos de final en Miami y gano tres torneos en temporada de tierra. Ahí se acaba la discusión. Que emocionalmente todo te afecta y que uno empeora su rendimiento, no ayuda. Al fin y al cabo en el deporte es una locura poder ganar y cuando hay problemas exteriores que te afectan tan cerca y estás lejos de casa, pierdes el plus. Pero sin ese plus aún ganaba.
Siendo un tipo tan discreto, ¿cómo llevó que apareciera en la prensa esos asuntos familiares?Bien. No acostumbro a leer nada de mí, ni para bien ni para mal.
Algo le habrá llegado.R. Nunca me gusta ni escucharlo ni leerlo. No sé nada de lo que se ha publicado, pero al final el periodismo es libre y puede escribir lo que quiera.
¿Los paparazzi le han impedido hacer algo de lo que tenía pensado?Nunca me he parado. No he dejado nunca de hacer nada porque me fueran a hacer una foto o no. Y si me la hacen, mala suerte.
¿Ha tenido mucha ayuda de sus amigos en los últimos meses?De mis amigos, de toda mi familia y, también de mucha gente, incluso de mucha que no conocía. Muchos mensajes en la página web y en mi móvil que todavía me quedan por contestar. Lo siento.
¿Cuántos SMS le llegaron?Muchos, no sé decir cuántos, muchos.
Cuando le llamó Albert Costa, para la eliminatoria de la Davis, todavía se dieron un margen de cuatro días. ¿Esperaban un milagro?Más que pedirle cuatro días, le dije que estaba muy complicado, casi imposible. Que el 90 por ciento era que no jugaba, que no me veía preparado para ello. Pero él me insistió y me dijo: “Te dejo cuatro días y ya me dices algo”. Lo tenía que decidir el martes y yo le dije que perfecto, que hablábamos en cuatro días.
Porque a usted borrarse de la Copa Davis como que le cuesta una barbaridad.Es una sensación especial y mucho más jugarla en casa. Es una sensación increíble jugar delante de tu público porque no tienes tantas oportunidades y siempre que surgen, intento aprovecharlas. Siempre es duro, pero este caso no fue tan duro porque ya venía de perderme cosas tan importantes que simplemente era una más.
Siguiéndola por televisión, supongo que vería las pancartas que colgaban de las barandillas de la plaza animándole. ¿Qué magnetismo tiene usted con el público que no tiene el resto?Nunca me ha gustado hablar de mí. No sé, como en los últimos años los resultados me han acompañado mucho, la gente va con la gente correcta y con los que ganan. Yo no sé si soy correcto o no, al menos lo he intentado siempre y lo seguiré intentando, y los resultados. Pero no sólo yo. Estamos muchos españoles y estamos viviendo una etapa espectacular. Estoy muy feliz de pertenecer a esta generación.
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